Devocionales de Resurrección
Leemos En el Libro de Job las siguientes palabras: Yo sé que mi redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo. Al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí. Job 19: 25, 27.
El libro de Job esta en el Antiguo testamento. Job vivió muchos años antes de que Jesús naciera. Y no obstante, confió en Dios y en su promesa de enviar un salvador del pecado. En esta lectura Job esta hablando acerca de un ultimo día, el día de juicio, cuando vería a su redentor cara a cara.
Redimir a algo o a alguien significa pagar un precio o un rescate para volverlo a comprar. Como se recordó en Cuaresma, Jesús en verdad pago el rescate para librarnos. El pago este precio con su vida, su sufrimiento y su muerte. Jesús mismo es nuestro Rescate.
Job sabía que algún día iba a morir. El sabia que su cuerpo sería enterrado. Pero Job también sabia que su redentor lo levantaría de entre los muertos y que viviría con su redentor en el cielo.
Los nombres y los títulos de Jesús, además de los nombres de los días especiales, nos han llevado a hablar acerca del nacimiento, la vida, el sufrimiento y la muerte de Jesús. Hemos aprendido acerca del plan de Dios para nuestra salvación y como su plan fue llevado a cabo. El plan de Dios significo que Jesús viviría la vida perfecta que nosotros los pecadores no podemos vivir. Significo que Jesús sufriría los dolores y los castigos que nosotros merecemos. Y el plan de Dios significo que Jesús, nuestro redentor, tendría que morir para culminar ese plan de la salvación.
Pero no fue el plan de Dios dejar a Jesús muerto allá en la tumba. Cuarenta días después de su resurrección, Jesús ascendió al cielo. Sabemos tal como Job sabia, que algún día veremos a Jesús en el cielo.
Job anheló profundamente ver a su redentor cara a cara. ¡Que maravilloso será ver a Jesús, nuestro redentor vivo, cara a cara en el cielo! ¡Que maravilla saber que Dios ha hecho posible para todos nosotros ver y estar con nuestro redentor en el cielo para siempre¡
Jesús, Redentor nuestro, has pagado el precio por nuestros pecados. Perdónanos los pecados que cometemos cada día. Ayúdanos a seguir como tus discípulos hasta el momento cuando nos llevaras de este mundo a nuestro hogar eterno en el cielo. Como Job, esperamos con gran gozo el día cuando estaremos a tu lado para siempre. Amen.
Reverendo Presbítero
Carlos Mario Marín Ortiz