Filipenses 3: 13-14 Dice: Una cosa hago: Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que esta adelante, prosigo a la meta al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
En esto cinco primeros meses del año, miramos hacia delante. Nos encaramos con el futuro. Estamos ansiosos por ver que es lo que podremos llevar a cabo en los meses restantes. Para lograrlo no debemos dirigir la mirada hacia cosas secundarias, sino a la meta que nos hemos propuesto. Los fracasos pasados no deben atemorizarnos ni desanimarnos.
Jesús realzó la importancia de mirar hacia delante. Dijo que el éxito en la vida cristiana es solo de los que vuelven la espalda al mundo y a sus practicas pecaminosas. En cierta ocasión describiendo los extraordinarios acontecimientos que ocurrirían justamente antes de su segunda venida, advirtió a sus oyentes: "Acordaos de la mujer de Lot" (Luc. 17:32). La razón es evidente. La esposa de Lot miro hacia atrás y pereció. Enviados por Dios, los ángeles la rescataron de la destrucción de Sodoma. La alejaron del circulo de la muerte que envolvía la ciudad de la llanura, pero no le podían cambiar el corazón. Ella había estado mas interesada en las riquezas materiales que en los tesoros espirituales; sé había contentado con una experiencia superficial en las cosas de Dios. Y en el momento de peligro, a pesar de la orden: "No mires tras ti", desobedeció. Miró atrás y pereció, porque su corazón todavía estaba en Sodoma.
Si nuestros jóvenes y miembros de la iglesia desean tener éxito en la vida y agradar a Dios, ver su rostro y vivir eternamente, deben fijar su vista en Jesús "El autor y consumador de la fe". Cuando se contempla a nuestro salvador precioso, se pierde interés en las cosas paganas e impías. Somos transformados a la semejanza de Cristo, y somos preparados "Para el reino de Dios".
Jesús nos dice: "Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de Dios" (Luc. 9:62).
Que Dios nos ayude.
Reverendo Presbítero
Carlos Mario Marín Ortiz